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Texto para memorizar: Apocalipsis 20:13
“Y el mar entregó los muertos que había en él;
y la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos;
y fueron juzgados cada uno
según sus obras.”
Introducción: Apocalipsis 20:7-15
Tres cosas desaparecerán cuando entre la eternidad:
1. El mar. Esto habla de separación, que es el resultado de cometer pecado (Gn. 3:23,24; ; Ro. 3:23; Ap. 21:1).
2. La muerte. Ésta es la sentencia para todo aquel que comete pecado (Gn. 2:17; Ez. 18:4; Ro. 6:23).
3. El Hades. Es la antesala donde los muertos esperan ser llamados a juicio. Para unos, la traducción literal de esta palabra es: lugar que recibe a todos, pero hemos de entender que, como el sepulcro (Seol), es un lugar que recibe, pero a nadie deja salir (Pr. 27:20; Cnt. 8:6; 1 Co. 15:55,56).
Estos tres desaparecerán, el primero, al huir la tierra y el cielo y ser deshechos con todo lo que en ellos hay (20:11; 2 P. 3:10,11); los segundos, al ser lanzados al lago de fuego. Pero antes, habrán de entregar sus muertos, quienes después de ser juzgados, serán también lanzados al mismo lugar (20:15).
En este momento, previo a la eternidad, únicamente quedarán: Dios, el Juez; los hombres, y unos libros. Todo lo demás será desecho (20:12).
¿Entiendes lo importante que es lo que queda escrito en “los libros” y la necesidad de que tu nombre esté en “el libro de la vida”?
Lección: JESUCRISTO EL JUEZ
El libro de la vida contiene los nombres de los redimidos por la sangre del Cordero (Lc. 10:20; Fil. 4:3; Ap. 3:5; 13:8; 17:8; 20:12,15). La decisión del Juez es fácil de entender, se basa en el hecho de que mi nombre está o no está inscrito en él.
¿Qué contendrán los otros libros?
1. La historia de Cristo y el testimonio de la gracia de Dios que enviaría a su Hijo en propiciación por nuestros pecados (Sal. 40:7; Heb. 10:5-7; 1 Jn. 4:10).
2. Mi historia de cómo he sido perfeccionado por medio de sufrimiento (Sal. 56:8; 1 P. 5:10).
3. Los recursos necesarios y suficientes que Dios me dio para conocerle y servirle (Sal. 139:16).
4. Las obras que se hicieron en temor y obediencia al usar los recursos que Dios me dio creyendo en sus promesas (Mal. 3:16).
Pensamiento: “Según sus obras”
Muchos pudieran decir que la salvación (y la condenación) es por obras. Pero si pensamos en los libros abiertos, lo que se juzga es: cómo usé, para su gloria, los recursos que Dios me dio; qué hice en su Nombre, y cuánto sufrí por amor a él. Obras muy especiales que sólo los redimidos pueden hacer.
¿Está tu nombre en el libro de la vida? ¿Qué ha escrito Dios de ti en los otros tres libros?
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