Texto para memorizar: Apocalipsis 12:5

“Y ella dio a luz un hijo varón,
que regirá con vara de hierro
a todas las naciones;
y su hijo fue arrebatado para Dios
y para su trono.”   

Introducción: Apocalipsis 12:1-12

Este versículo nos lleva a pensar en profecías de otras partes de la Biblia. Seleccionamos algunas.

“La virgen... dará ______________________________________________” (Is. 7:14).

“Los quebrantarás con__________________________________________” (Sal. 2:9).

“Dios le dará el _______________________________________________” (Lc. 1:32).

La promesa de un hijo varón que sería “por Salvador a Israel” (Hch. 13:23) viene a través de muchas generaciones. Recordemos algunas promesas:

1. Eva. Vendría de su simiente (Gn. 3:15). Esto anticipa que sería una virgen que lo daría a luz.

2. Abraham. Sería de bendición a todas las naciones (Gn. 12:2,3). Esto anticipa que la bendición vendría por la fe (Gá. 3:8), y que habría condenación para el que rehúsa creer (Jn. 3:36).

3. David. Sería rey y su trono sería confirmado para siempre (1 Cr. 17:11-14). Por esto se anunció que el “Hijo del Altísimo” tendría un trono eterno (Lc. 1:32).

• ¿Crees tú en este Rey? ¿Es Rey en tu vida? ¿Está su trono en tu corazón?

Si esto no es así, sólo te espera una “horrenda expectación de juicio” que ha de “devorar a los adversarios” (Heb. 10:27). Examínate si estás en la fe (2 Co. 13:5).

Lección: JESUCRISTO EL MESIAS

El capítulo 12 es un paréntesis, como otros de este Libro, que relatan algo en específico. Aquí es la historia del pueblo hebreo; del que nació el Mesías.

En él vemos tres batallas:

1. La de Satanás contra la simiente de la mujer (12:4), que nos recuerda la primera promesa (Gn. 3:15) y la victoria de Cristo sobre la muerte (Heb. 2:14,15).

2. La de Miguel y sus ángeles contra el dragón (12:7), que nos recuerda de otra contienda (Jd. 9). Ésta sucederá cuando los cuerpos de los que durmieron en Cristo serán resucitados incorruptibles y todos recibamos “al Señor en el aire” (1 Ts. 4:16,17). Lugar donde ya no morará Satanás, pues habrá sido echado fuera (12:8,9).

3. La de los creyentes y su acusador (12:10,11), que nos recuerda la visón de Josué, sacerdote (Zac. 3:1). Esta batalla la estamos librando hoy, cuando Satanás quiere hacernos caer y deshonrar a nuestro Dios, pero venceremos “por medio de la sangre del Cordero” (12:11).

Pensamiento: “Por lo cual alegraos”

Estas victorias debieran ser tema de muchos, si no de todos los “salmos e himnos y cánticos espirituales” que elevamos a nuestro Dios y con los que nos exhortamos los unos a los otros (12:12; Col. 3:16).

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