APÓSTOL
Se da este
nombre a uno que sobresale en los inicios de una ciencia o una
manera de pensar; es una persona a quien se cree y a quien se sigue:
está entre los grandes de una profesión.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano (Juan 10:27,28).
El apóstol
tiene una voz que se oye y se cree, porque se reconoce su
experiencia y se admira su conocimiento y la manera que se ha
entregado para servir a otros.
He aquí el
primer dilema: ¿Reconoce a Cristo como Apóstol?
No sea como
Adán que desechó la voz de Dios y prefirió tomar el camino de la
búsqueda del bien y del mal; camino donde encontró cardos, espinas,
sudor y lágrimas.
Cristo vino a
este mundo como el postrer Adán (1 Corintios 15:45), con la misión
de aprender la obediencia y hacerlo en la condición de hombre
(Filipenses 2:8; Hebreos 5:8), es decir, ser lo que Dios desea que
usted y yo seamos: hijos obedientes que, por amor, nos hemos
comprometido a agradarle en todo. |
Esta es
nuestra profesión, y Cristo es el Apóstol de ella. Si lo reconocemos
como tal, oiremos su voz, creeremos en sus palabras y
seguiremos en
sus pisadas.
Dios nos dio
libre albedrío y confía que, reconociendo su sabiduría y su amor
hacia sus criaturas, decidamos que, entender sus propósitos para
nuestra vida y entregarnos a cumplir sus deseos, es a lo que nos
comprometeremos, en total libertad, pero de manera irrevocable.
SUMO SACERDOTE
Al unir este
título con el anterior, Dios está manifestando su misericordia, su
comprensión y su disposición para suplir nuestras necesidades.
El Sumo
Sacerdote es aquel que se coloca entre Dios y su pueblo para
interceder por él; y esto es lo que Cristo hizo y aún hace por los
suyos.
Ejercer una
profesión sin vocación, sin conocimientos y sin recursos, ¡sería
imposible!
Aquí es donde
la intercesión de Cristo es invaluable
Mas éste (Cristo)… tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos (Hebreos 7:24,25).
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