Porque hoy ya
no es la voz sonora de una campana construida y colocada para este
fin, sino un sinnúmero de sistemas y medios de comunicación con
voces difusas y mensajes a los que se les da una libre
interpretación, la reacción ante peligros o a la invitación a
prestar ayuda, es débil y deficiente y muchas veces carente de
altruismo y generosidad.
Esto no sólo
pasa ante las contingencias que suele haber en el mundo físico que
habitamos; también sucede entre lo que se relaciona con el alma y el
espíritu.
EL APÓSTOL Y
SUMO SACERDOTE
DE NUESTRA PROFESIÓN
Cuando Dios le
da este título a su Hijo Jesucristo, está pensando en la razón del
por qué nos dio vida y nos concedió vivir en tan maravilloso
planeta, es decir, nuestra profesión.
El hombre,
como todo ser creado, tiene una función clara que ha de desempeñar,
pero hay una gran diferencia: las plantas, los animales y los
astros, ya tienen su programa establecido: el color y el aroma de
sus flores, el cómo construir sus hogares y alimentar a sus críos,
y la trayectoria de sus viajes a través de los cielos… El ser humano
debe usar su inteligencia y creatividad para encontrarla
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y perfeccionarla. Es por
esto que alimentos, vestido, hogar, implementos para el trabajo e instrumentos
para su entretenimiento, han cambiado totalmente a través del tiempo.
Pero una cosa ha escapado
de su atención y otra, difícilmente se reconoce: antes de cuerpo se es alma, y
antes de alma y cuerpo, se es espíritu. Por satisfacer las necesidades del
cuerpo, cuántas veces se destruyen las del alma: amistad sincera, felicidad
duradera, bienestar, descanso y mucho más, llegando así a situaciones un tanto
irreversibles como son la depresión o el suicidio.
Pero es peor cuando, por
buscar satisfacer las demandas del cuerpo y del alma, usando todo lo que la
ciencia y los medios ofrecen, se llega a un momento cuando el más allá se ve
cercano: un accidente, un terremoto o simplemente los truenos y relámpagos de
una tormenta, hacen que se ponga atención a la voz del espíritu clamando desde
la prisión a donde se ha enviado: Aquí estoy, ¿qué has hecho por mí? Tengo
grandes necesidades que nunca has intentado suplir.
Pero a veces, esta voz es
tan débil que ya no se escucha y es difícil entender lo que requiere; otras, el
espíritu ya ha muerto en la mazmorra a la que se envió, y entonces, ¡es
demasiado tarde! |