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ESTUDIOS BÍBLICOS - Página 2

 

1 de Abril de 2009 | Número 82                                         Descargar versión PDF


INVESTIGACIÓN DEL TEMA

Para hablar de la cruz de Cristo es necesario, primero, estar convencido que el hecho de que Cristo fuese levantado:

a) Es algo necesario e indispensable en el plan de Dios (Jn. 3:14).

b) Manifiesta que fue enviado por el Padre (Jn. 8:28,29).

c) Declara que Satanás fue derrotado y que Cristo es el único medio de salvación (Jn. 12:31-32).

De esto estaba persuadido el apóstol Pablo cuando predicó: Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel (Hch. 13:23), y también cuando aseguró: Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios (1 Co. 1:18), y: Nosotros predicamos a Cristo crucificado, para… los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios (1 Co. 1:23,24). Además, este fue su testimonio: Hermanos, cuando fui a vosotros… me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado (1 Co. 2:1,2).

Ante las muchas estrategias que se usan hoy con el fin de atraer a las multitudes para escuchar el evangelio, ¿dónde ha quedado la cruz de Cristo? ¿Se piensa que aún tiene el poder para atraer a todos (Jn. 12:32)?

PRESENTACIÓN DEL TEMA

Pensemos en tres respuestas para la pregunta anotada al principio de este artículo: ¿Qué significa la cruz de Cristo?

Iniciemos pensando en el que fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil. 2:8), significó:

MALDICIÓN, para él.


Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)  (Gálatas 3:13). 

Para Cristo, significó ser cargado con todos nuestros pecados, y sufrir la condenación que por ellos merecíamos (1 P. 2:24). Significó entregarse en manos de inicuos para ser ultrajado, sin poner resistencia (Is. 53:7), llegando al punto más bajo de humillación (Fil. 2:8).
Pero, en su más alto grado de profundidad, significó vivir la separación de su Padre. Por tres horas de nuestro tiempo, Padre e Hijo no se vieron, y los clamores del Hijo no tuvieron respuesta (Sal. 22:1,2; Mr. 15:34); por tres horas, el astro que marcaba el tiempo de los terrestres fue cubierto de tinieblas, mas para Cristo, significó sufrir la separación que por una eternidad merecían nuestros pecados.

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