Para hablar de la cruz de
Cristo es necesario, primero, estar convencido que el hecho de que Cristo fuese
levantado:
a) Es algo necesario e
indispensable en el plan de Dios (Jn. 3:14).
b) Manifiesta que fue
enviado por el Padre (Jn. 8:28,29).
c) Declara que Satanás fue
derrotado y que Cristo es el único medio de salvación (Jn. 12:31-32).
De esto estaba persuadido
el apóstol Pablo cuando predicó: Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel
(Hch. 13:23), y también cuando aseguró: Porque la palabra de la cruz es
locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es
poder de Dios (1 Co. 1:18), y: Nosotros predicamos a Cristo crucificado,
para… los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría
de Dios (1 Co. 1:23,24). Además, este fue su testimonio: Hermanos, cuando
fui a vosotros… me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a
Jesucristo, y a éste crucificado (1 Co. 2:1,2).
Ante las muchas
estrategias que se usan hoy con el fin de atraer a las multitudes para escuchar
el evangelio, ¿dónde ha quedado la cruz de Cristo? ¿Se piensa que aún tiene el
poder para atraer a todos (Jn. 12:32)?
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Pensemos en
tres respuestas para la pregunta anotada al principio de este
artículo: ¿Qué significa la cruz de Cristo?
Iniciemos
pensando en el que fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz
(Fil. 2:8), significó:
MALDICIÓN, para él.
Cristo
nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)
(Gálatas 3:13).
Para Cristo,
significó ser cargado con todos nuestros pecados, y sufrir la
condenación que por ellos merecíamos (1 P. 2:24). Significó
entregarse en manos de inicuos para ser ultrajado, sin poner
resistencia (Is. 53:7), llegando al punto más bajo de humillación
(Fil. 2:8).
Pero, en su más alto grado de profundidad, significó vivir la
separación de su Padre. Por tres horas de nuestro tiempo, Padre e
Hijo no se vieron, y los clamores del Hijo no tuvieron respuesta
(Sal. 22:1,2; Mr. 15:34); por tres horas, el astro que marcaba el
tiempo de los terrestres fue cubierto de tinieblas, mas para Cristo,
significó sufrir la separación que por una eternidad merecían
nuestros pecados. |