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DEMOSTRAR SER SABIO

TEXTO PARA MEMORIZAR 1 Reyes 10:9

"Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia."

INTRODUCCIÓN 1 Reyes 10:1-13

La reina de Sabá, aunque ignoraba mucho de los detalles de cómo Salomón había llegado al reino, dijo tres verdades muy importantes:

1. "Dios... se agradó de ti". Salomón había pedido sabiduría antes que otras cosas y esto agradó a Dios (1 R. 3:9,10).

2. "Porque Jehová ha amado siempre a Israel". El pueblo rescatado de tierra de esclavos había llegado a su época de gloria (2 S. 7:23). Para este momento Dios preparó a Salomón.

3. "Para que hagas derecho y justicia". Con este fin Salomón había orado a Dios pidiendo corazón sabio y entendido (1 R. 3:9).

Conocer y poder decir esto hizo que la reina bendijera a Dios. ¡Qué hermoso es cuando la vida de un hombre hace que los labios de otro se abran en alabanza a Dios!

¿Qué dicen de ti los que te conocen? Pero más importante: ¿Qué dicen de Dios?

Hasta este momento de su vida, Salomón portó en forma correcta la imagen de Dios que llevaba, primero como rey de Israel, pero más, como figura del que es más que Salomón: Jesucristo (Mt. 12:42).

Tú también llevas la imagen de Dios (Col. 3:10); lo que haces, ¿glorifica a Dios (Mt. 5:16)?

LECCIÓN Salomón

Dios amó a Salomón, desde el día que nació, y Salomón, de joven, correspondió a este amor, pues leemos que amaba a Jehová (2 S. 12:24; 1 R. 3:3).

En el Cantar de los Cantares, habló del amor puro entre esposo y esposa como los mejores momentos de la vida que merecen ser siempre recordados (Cnt. 1:2,4; 4:10). Comparó este amor con una planta que dará su flor y su fragancia "hasta que quiera" y no se podrá apresurar ni aprisionar (Cnt. 2:7; 3:5; 8:4). También vio este amor como una fuerza, como un fuego y como una joya que no tienen qué los iguale (Cnt. 8:6,7).

Pero al final de su vida pecó, al olvidarse de este amor e ir tras el amor falso que trajo pecado a su vida y desgracia a su pueblo (1 R. 11:1,2; Neh. 13:26).

Ni el hombre más sabio de la tierra pudo distinguir entre el bien y el mal, cuando hablaba el corazón que no era íntegro delante de Dios.

Pero recuerda: mejor que oír la voz del corazón íntegro, es escuchar el consejo del Dios sabio.

PENSAMIENTO Santiago 3:15,17

¿De qué sabiduría estás llenando tu vida? Mira si estás dando buenos frutos, observa si eres confiable y sincero a los ojos de otros.

sabiduría

 

 

 

 

 

 

 

 

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