Es notorio cómo guía el Espíritu Santo a Pablo a usar ciertas verdades con respecto a él mismo. Veamos cómo usó dos de ellas hoy:
1. Su elección. Pablo asegura que fue escogido para conocer la voluntad de Dios, para ver al Justo y para oír su voz (v. 14Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.). También relata que esto pasó porque Dios habría de enviarlo a los gentiles (v. 21Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.). A esto el pueblo contesta: “No conviene que viva” (v. 22Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. ).
2. Su ciudadanía. Pablo pudiera haber testificado que su ciudadanía estaba “en los cielos” (Fil. 3:20Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo), pero no lo hace. Dice: Soy ciudadano romano y aclara que lo era de nacimiento (vs. 25,2825Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 28Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.). La reacción a esto es temor y mejor cuidado para él (v. 29Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado.).
¡Cuántos hay que quieren usar datos de su historia en forma semejante para ganar la voluntad de alguien o cambiar su situación! Aprendamos cómo lo hizo el apóstol.
En cuanto a su elección, era única, no podía escoger entre dos o decir la mitad. En cuanto a su ciudadanía, tenía más que una y aquí eligió la más conveniente para el caso. Observemos la diferencia. En ningún caso dijo Pablo una verdad a medias.