SEPTIEMBRE 23

Hechos 22:30-23:35Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

EL CUIDADO DEL CONSOLADOR

La obra del Espíritu Santo es la de uno que mora en nosotros y nos recuerda todas las cosas (Jn. 14:17,2617el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. 26Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.). Veamos esta función en nuestra lectura de hoy. La mente del apóstol, atribulada, consumida por la desilusión y el agotamiento, puede recordar:

1. Lo que está escrito (23:5Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.; Éx. 22:28No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.). Ha de tener en cuenta la dignidad del siervo de Dios. Cristo hizo lo mismo: “no abrió su boca” (Is. 53:7Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.).

2. Su esperanza (23:6Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga.). Como testigo de la resurrección de Cristo no miente en su declaración y sí demuestra a los que lo juzgan que tras el velo religioso está lo político. Esto cambia la situación (23:7-107Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. 8Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas. 9Y hubo un gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no resistamos a Dios. 10Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó que bajasen soldados y le arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen a la fortaleza.).

3. Su oración contestada (23:11A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.; Ro. 1:10rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.): Llegaría a Roma.

4. Las promesas de Dios. Dios habría de protegerlo, y para esto usó a un sobrino (23:16Mas el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo.).

5. Su deseo de ser como Cristo en sus padecimientos y en su muerte (23:35le dijo: Te oiré cuando vengan tus acusadores. Y mandó que le custodiasen en el pretorio de Herodes; Fil. 1:13de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás; 3:7-107Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte).

¡Cuán hermoso es ser cuidado así! Pero aprendamos nuestra parte: hay que leer la Biblia, conocer nuestro llamamiento, orar inteligentemente, conocer sus promesas y tener deseos sinceros de ser como Cristo en sus padecimientos y muerte.

“El Sembrador”
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