El Sembrador
La semilla es la Palabra de Dios

por boca de los profetas, pasó por momentos de disciplina y sufrió castigos severos. Así se le recordó su error:

¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino? (Jeremías 2:17¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino?).

Pero este testimonio no ha bastado. También tenemos el testimonio de naciones que antes enseñaban diariamente en sus escuelas ética cristiana, y eran reconocidas, mundialmente, por vivir estos valores en su trato con sus semejantes. Hoy, Dios está fuera de las escuelas y del corazón de la mayoría de sus habitantes y, ¿qué está pasando en estas naciones? Dejaron fuera a Dios y él los ha dejado a batallar solos contra sus problemas y se encaminan a una crisis múltiple y compleja.

Y, ¡tampoco esto basta!

Pero presentamos el testimonio más claro que tiene el mortal:

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros
(Romanos 5:8Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.).

Tristemente, aunque las escenas del Calvario tocan los corazones de muchos, éstos no quedan convencidos de que es Dios quien debe llenar ese hueco en sus corazones.

Con Dios fuera de su vida, usted ha perdido lo eterno, lo inmutable y lo verdadero, y se ha quedado con lo fugaz, lo inseguro y lo engañoso. Esto se traduce en inseguridad, hipocresía y mentira que son los factores que alimentan la desilusión, la depresión y la inestabilidad emocional.

Con Dios fuera de su vida usted ha perdido el consejo del Sabio, el poder del Todopoderoso y la motivación del Amor verdadero y esto se traduce en ineficiencia, fracaso y frustración. Más factores que impactarán su manera de vivir.

Escuche la invitación de Dios y llene ese hueco HOY:

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo (Apocalipsis 3:20He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.).