A Pidamos la dirección de
Dios para descubrir y señalar la fe sin obras, que es muerta (Stg. 2:14,20), y
que no asegura que el nombre esté inscrito en el libro de la vida.
Pensemos en
algunas preguntas más relacionadas con:
EL TRIBUNAL DE CRISTO
¿Para qué servirá?
La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará (1 Co. 3:13).
Cuando todas nuestras
obras sean probadas por fuego, esto:
1. Quitará del creyente
toda presunción, pues verá cómo sus obras grandiosas serán consumidas por el
fuego y sólo quedarán las que hizo por la fe en el poder de Cristo y por amor a
él.
2. Enjugará las lágrimas
de los fieles que, al ver a su Señor en toda su majestad y perfección, se
sentirán indignos y verán como pequeñas las obras que hicieron en el poder de
Dios, y de seguro dirán: ¿Por qué no le di más?
3. Permitirá ver cuáles
son las acciones justas de los santos que son el lino fino con que
será vestida la esposa del Cordero (Ap. 19:8), y le dará las coronas que
depositará delante del trono establecido en el cielo (Ap. 4:10).
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¿Por qué es
necesario?
¿No es
éste un tizón arrebatado del incendio (Zac. 3:2).
Si bien aquel de quien la
semilla de la fe fue arrebatada de su corazón por el enemigo, o aquel en quien
no logró echar raíces o fue ahogada por el afán de este siglo o el engaño de las
riquezas (Mt. 13:20-22), no entrará en el cielo, la misericordia de Dios provee
una entrada para aquel que fue herido en batalla, es decir, el soldado que, por
haber dudado, perdió el fruto de su trabajo en el Señor (2 Jn. 8).
Estos momentos oscuros en
la vida de un siervo fiel, de seguro quedarán en su mente y en su conciencia,
por esto es bueno responder la siguiente pregunta:
¿Qué se juzgará?
De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí
(Ro. 14:12).
De manera individual:
Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres (Ro. 2:16). Además:
manifestará las intenciones de los corazones (1 Co. 4:5). Así como:
toda palabra ociosa que hablen los hombres (Mt. 12:36).
Entonces saldrá a la luz
todo pecado que se haya olvidado u ocultado y será perdonado. Una maravilla más
de la gracia de Dios en que hemos de esperar por completo (1 P. 1:13). |