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ESTUDIOS BÍBLICOS - Página 2

 

1 de Octubre de 2009 | Número 84                                      Descargar versión PDF


1. Elimina la necesidad del purgatorio, con todo lo que en este contexto se enseña.

2. Consuela a los familiares que despiden a un ser querido que, aunque creyente, tal vez no pudo confesar todos sus pecados.

3. Marca la urgencia de ser fieles a Dios, si se desea entrar con gozo a la presencia de Cristo.

INVESTIGACIÓN DEL TEMA

El juicio que espera a todo hombre se presenta así: Vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia (Ro. 2:7,8). Pero hay un dato definitivo que recordar: el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego (Ap. 20:15).

Entendamos tres verdades:

1. Perseverar en bien hacer.

Porque esta acción está contrastada con ser contencioso y no obedecer a la verdad, concluimos que se refiere a obedecer de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados (Ro. 6:17), que nos lleva al tema de la fe y a este comentario: Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma (Heb. 10:39).

 

2. Buscar… inmortalidad.

Captemos que el énfasis está en buscar. Para que Dios responda, debemos buscarle, pues quiere ver un deseo sincero que nace de un corazón contrito y humillado.

En el Antiguo Testamento encontramos estas frases: Si le buscareis, será hallado de vosotros (2 Cr. 15:2). Buscad a Jehová mientras puede ser hallado (Is. 55:6). Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón (Jer. 29:13). Palabras que fueron confirmadas por el Señor al decir: Buscad, y hallaréis (Mt. 7:7).

La salvación es por gracia para que sea por fe, pero esta fe se manifiesta por la manera y el medio por el cual se busca resolver el problema del pecado.

3. El libro de la vida.

En la eternidad, el que nuestros nombres estén inscritos en el libro de la vida es lo más importante. ¿Podemos explicarle a otros cómo se logra que esto sea así?

Hablemos de las promesas de Dios, que son inmutables.

Exaltemos la gracia de Dios y la virtud de la sangre de Cristo que hace esto posible.

Pero no dejemos fuera la calidad y la base de la fe que es igualmente necesaria tener. Recordemos que sin fe es imposible agradar a Dios (Heb. 11:6).

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