NOVIEMBRE 21

2 Corintios 3:1-18Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

ALGUNOS CONTRASTES

Primero se contrastan dos clases de cartas: las escritas sobre pergamino, papel o tablas de piedra y las escritas por el Espíritu Santo en el corazón (vs. 1-41¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? 2Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. 4Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios). Pablo no está en contra de cartas de recomendación (él mismo escribe una para Febe, Ro. 16:1,21Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; 2que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo.), pero más importante que lo escrito por los hombres es el testimonio de una vida llena del Espíritu Santo.

Las tablas de piedra sugieren el tema del segundo contraste: el pacto antiguo fue con gloria, pero Moisés tuvo que cubrir su rostro con un velo. No hay velo en el nuevo pacto, sino que a cara descubierta vemos la gloria del Señor. En Santiago 1:23-2523Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. vemos al pecador ante el espejo de la Palabra. Aquí es el creyente (v. 18Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.) que ve la gloria del Señor y es transformado de gloria en gloria “en la misma imagen”.

En Moisés la gloria efectuó un cambio externo, era reflejada. El Espíritu opera un cambio interno en el creyente transformándolo para hacerlo semejante a Cristo.

Esteban es ejemplo de esto cuando, como Cristo, encomienda su espíritu y ora pidiendo perdón por sus verdugos (Hch. 7:60Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.).

“El Sembrador”
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