En las epístolas a Timoteo y a Tito encontraremos instrucciones útiles para el que quiere tener un ministerio edificante en la iglesia. Las que leímos hoy están dadas con base en tres contrastes:
1. “Diferente doctrina” — “sana doctrina” (vs. 3,103Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina 10para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina).
La doctrina “diferente” se ocupa de fábulas y de genealogías interminables. Hay disputas en vez de edificación. Ejemplos modernos de esto son los Testigos de Jehová y los Mormones.
La ley identifica la transgresión y la desobediencia. Los legalistas que ven en los diez mandamientos un código para la vida del creyente no usan la ley legítimamente. Menos aún los que ven en guardar la ley el camino de la salvación. La ley jamás justificó al pecador. El perdón venía cuando había derramamiento de sangre. El evangelio ofrece como dádiva lo que la ley exige.
3. “Vana palabrería” — “el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida” (vs. 5,65Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, 6de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería).
¿Tengo yo estas tres cosas o soy culpable de pura palabrería?