Jeremías dirige sus palabras a los pastores (v. 1¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová.). Notemos que éstos no son los que tienen el cetro de gobierno (los reyes), sino los que tienen la voz del consejo (los profetas). Tomen nota de esto los que pastorean la grey de Dios el día de hoy (1 P. 5:2,32Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. ). Se marcan tres errores:
1. Profetizar pensando en la historia.
Dios es Omnipotente, pero decir que ha de librar a su pueblo hoy porque lo hizo así ayer, es un error. Hemos de basarnos en su Palabra y no en la historia.
2. Profetizar pensando en el pueblo.
Movidos por compasión querían dar mensajes de paz (Jeremías quiso hacer lo mismo, ver Oct. 20JEREMÍAS vs. JEREMÍAS), pero sin la autoridad de Dios.
3. Profetizar pensando en sí mismos.
Sabían que si decían lo que el pueblo no quería oír sufrirían persecución (esto le pasó a Jeremías), así que hablaban lo que el pueblo quería oír para buscar su aprobación.
Dios condenó a los profetas de Samaria por hablar en nombre de Baal (v. 13En los profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban en nombre de Baal, e hicieron errar a mi pueblo de Israel.), pero condena a los de Jerusalén por cometer adulterio: hablar en nombre de Jehová lo que Dios no les decía (v. 14Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra.).
El siglo XX tuvo muchos profetas de esta clase y en el XXI, hay más. (2 Ti. 4:3Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias). ¡Cuidémonos de ellos!