Hoy tenemos el resumen de la primera sección del libro (vs. 9-20Ir a la Biblia en línea), y una presentación del remedio provisto por Dios para la necesidad del hombre pecador.
Toda la raza humana (vs. 10-1210Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.), y toda parte del cuerpo (13-18 13 Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; 14 Su boca está llena de maldición y de amargura. 15 Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16 Quebranto y desventura hay en sus caminos; 17 Y no conocieron camino de paz. 18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.), caen bajo el veredicto: “Todos están bajo pecado” (v. 9¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. ), y todo el mundo está “bajo el juicio de Dios” (v. 19Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios). El hombre queda sin excusa (su boca tapada) y sin esperanza (la ley acusa, pero no puede justificar de pecados pasados a quien pretenda empezar a cumplirla).
El fondo negro del pecado nos prepara para conocer el remedio. Éste no es nuevo (v. 21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas). La ley y los profetas testifican que la justicia de Dios será imputada por gracia a todos los que aceptan “la redención que es en Cristo Jesús” (v. 24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús). La gloria del evangelio es que en el Calvario, Dios encontró la forma de justificar al que cree en su Hijo sin menoscabo de su justicia (v. 26con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.).
La solución al problema del pecado es el ofrecimiento de “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo” (v. 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia). La gloria es toda para Dios y queda excluida la jactancia del hombre.