Septiembre 4

Deuteronomio 9:1-29Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

UN GRAN INTERCESOR

El pueblo está por entrar a la tierra prometida y Moisés quiere advertirle de un doble error: hacer mucho de su justicia, que no existía, pues ellos eran tan rebeldes como los cananeos; y hacer menos la justicia de Dios.

En el pasaje que señalamos hoy, leemos los argumentos de Moisés para respaldar que si entraban en Canaán era porque Dios es misericordioso y, aunque no es su intención, sus argumentos presentan otra razón por la cual entraban: él había intercedido por ellos. Pensemos un poco en el trabajo del intercesor:

1. Lleva sobre sí los pecados del pueblo (v. 18Y me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo.); por esto Moisés no come ni bebe durante cuarenta días y cuarenta noches.

2. Destruye el objeto que causa la ofensa (v. 21Y tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo de él en el arroyo que descendía del monte.). Hace polvo al becerro (sería imposible recoger todo el polvo y volver a fundir el becerro).

3. Busca el argumento eficaz para implorar el perdón de las ofensas del pueblo (v. 27Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad ni a su pecado). Piensa en el nombre de Dios y en sus promesas.

¡Preciosa figura de Cristo! Él es hoy nuestro intercesor frente al Padre. Notemos que llevó nuestros pecados (1 P. 2:24quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.), los destruyó (Ef. 2:15aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz) y presentó el argumento eficaz (Heb. 9:14,2414¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? 24Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios).

“El Sembrador”
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