Moisés presenta como primera excusa la incredulidad del pueblo, pero da evidencia de que también hay incredulidad en su propio corazón. ¡Cuántas veces culpamos a otros de faltas que también son las nuestras! Aprendamos a sacar primero la viga de nuestro ojo antes de tratar de sacar pajas de ojos ajenos (Mt. 7:3¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?).
Moisés encuentra tres pretextos más para no obedecer a Dios:
1. Falta de autoridad (v. 1Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová.). Dios responde a esto dándole tres credenciales. La vara en su mano se vuelve serpiente y luego vuelve a ser vara de pastor. Esto habla del PODER de Dios que vence el mal exterior. La mano que se vuelve leprosa y luego sana, habla de PUREZA y de victoria sobre el mal interior. Volver las aguas en sangre habla de PREDICCIÓN de juicio. El que rechaza las primeras dos señales recibirá el juicio (Jn. 16:8-118Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. 9De pecado, por cuanto no creen en mí; 10de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; 11y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.).
2. Falta de elocuencia (v. 10Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.). Dios prometió darle palabras. Prometió lo mismo a Isaías y a Jeremías, y nos promete lo mismo a nosotros (Is. 6:7y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.; Jer. 1:9Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.; Lc. 21:15porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan.).
3. Falta de capacidad (v. 13Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar.). Nosotros tampoco somos suficientes para hacer la obra de Dios, pero “nuestra competencia proviene de Dios” (2 Co. 3:5no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, ).