Mayo 19

Génesis 23:1-20Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

LAS LÁGRIMAS DE ABRAHAM

ESTA es la primera mención de lágrimas en la Biblia. Aunque Abraham era el padre de la fe y el amigo de Dios, la muerte entra a su hogar y tiene que llorar la muerte de quien le acompañó en sus peregrinaciones por más de sesenta años.

Sara es la única mujer cuya edad se registra en la Biblia. La fe de Sara creció rápidamente después de su incredulidad inicial (Gn. 18:12-1512Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? 13Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. 15Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.; Heb. 11:11Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.). Ella, a la esposa cristiana, es ejemplo de santidad, sujeción y hermosura moral (1 P. 3:5,65Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.).

Este capítulo también registra la primera operación comercial y la primera mención de dinero en la Biblia. ¿Por qué tanto detalle en la compra de un sepulcro? Vemos la cortesía de Abraham en su trato con el mundo. Aunque la tierra era suya por decreto divino, no quiso tomar nada sin pagarlo.

Este relato ilustra la redención. El hombre pertenece a Dios por derecho de creación, pero Dios volvió a pagar por él, no con monedas de plata “de buena ley entre mercaderes” (v. 16Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.), sino con la sangre preciosa de Cristo. Es así como nos redimió y nos hizo suyos para siempre (1 Co. 6:20Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.).

“El Sembrador”
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