Nuevamente la luz difusa de la profecía hace que se entrelacen más de un personaje y lugar.
Pudiera referirse al primer Edén (v. 9Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.) y a la criatura que fue el sello de la perfección (28:12,1312Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. 13En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación.) que hoy conocemos como Satanás.
Pudiera estar hablando de Nimrod (Gn. 10:8Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra.), “el primer poderoso en la tierra”, fundador de ciudades que hoy forman parte de Asiria (v. 3He aquí era el asirio cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas.).
Pero lo más viable es que los árboles son las naciones y el cedro que sobresale se refiere a las naciones de las que hablaría más extensamente el profeta Daniel: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma.
Una cosa segura es que Egipto piensa ser ese árbol (v. 2Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza?) y por ese orgullo compartiría la sentencia de exterminio (v. 18¿A quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles del Edén? Pues derribado serás con los árboles del Edén en lo profundo de la tierra; entre los incircuncisos yacerás, con los muertos a espada. Este es Faraón y todo su pueblo, dice Jehová el Señor.). El cedro frondoso era bañado por el Tigris y el Eufrates (el imperio babilónico surgió entre estos ríos). Egipto veía en el Nilo, el río que lo regaba, el que lo hacía crecer, pero ambos estaban en un error: fue Dios quien les daba su hermosura (v. 9Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.). El no reconocer esto, fue el primer paso hacia su caída (vs. 10,1110Por tanto, así dijo Jehová el Señor: Ya que por ser encumbrado en altura, y haber levantado su cumbre entre densas ramas, su corazón se elevó con su altura, 11yo lo entregaré en manos del poderoso de las naciones, que de cierto le tratará según su maldad. Yo lo he desechado.).
¡No olvidemos dar gloria a Dios cuando hay motivos para hacerlo!