Hoy comenzamos la última de las cuatro partes en que hemos dividido este libro. Su tema es: cómo cuida el Espíritu Santo al apóstol. Hoy notaremos cómo actúa a través de la profecía.
Considerando las experiencias del apóstol en cuanto a la obediencia completa a la voz del Espíritu, encontramos que, cuando le habla en forma directa acata sus órdenes (16:7y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.). Pero cuando habla a través de hermanos, en una ocasión no obedece (v. 4Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén.) y en otra sí (vs. 23-2623Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. 24Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. 25Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. 26Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.). La sabiduría humana nos diría que deberíamos obedecer la primera y no la segunda, pero con Pablo no fue así.
Resumamos: la profecía no tiene como único propósito predecir el futuro sino que es útil para edificar, exhortar y consolar (1 Co. 14:3Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.), y este don ha de usarse “conforme a la medida de la fe” (Ro. 12:6De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe). Pablo había orado por un viaje próspero (Ro. 1:10rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.); había entendido que era necesario ir (19:21Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma. ) y su fe en Dios lo había hecho conocer y acatar su voluntad (20:23,2423salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. 24Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.).
Las voces de hoy vendrían a probar la firmeza de la fe del apóstol. La obra del Espíritu es guiar “a toda la verdad” (Jn. 16:1313Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 1).