Pasemos, pues, a los requisitos que, pudiéramos decir, son adicionales a éstos, y son para todo predicador.
Hay ejercicios diarios que demandan atención y dedicación.
El predicador tiene:
a) Un alma que vibra, por eso debe: (a) Adorar, para fortalecer su amor a Dios. (b) Leer la Biblia, para conocer más a Dios. (c) Mirar, para captar las necesidades de sus prójimos y del mundo en que viven.
b) Una mente que recuerda, razona y redarguye. Por esto debe ejercitarla en estos tres campos, hasta lograr la perfección, pues son de suma importancia al predicar.
c) Un cuerpo, que incluye la voz con la que hablará; los ojos y el rostro con los que comunicará mensajes no verbales como gozo, tristeza o emoción, y el cuerpo en general, del que importa su postura.
Esta se define como: “El arte y la ciencia de la preparación y presentación de un mensaje extraído de la Biblia”. No le dé importancia al nombre, sino a lo que con este nombre se define: preparar y presentar un mensaje. Perfeccionar esta ciencia y arte, viene mediante el estudio, pero más, la práctica.
Para ésta, la definición es: “El arte y la ciencia de interpretar la Biblia”. Al igual que la Homilética puede pensarse que es ciencia (leyes y principios), es técnica (pasos a seguir) y práctica (aplicación de lo anterior).
Un comentario. Al oír hablar a los apóstoles y convencer a su público se maravillaron porque no fueron a escuelas para aprenderlo, ¡ah!, pero habían estado con Jesús (Hch. 4:13Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús). El apóstol Pablo, sí fue a la escuela de Gamaliel (Hch. 22:3Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros), por esto nadie se admiraba de su manera de argumentar un tema y presentar convincentemente una verdad.
De los dos caminos, recomendamos el primero, hemos probado que da resultados excelentes. Habría que leer los Evangelios buscando cómo hablaba el Señor y cómo citaba las escrituras y con qué pericia escogía sus palabras. También es bueno estudiar las predicaciones en Los Hechos de los Apóstoles y esto lo haremos en el cuarto trimestre de este año.
Esto se refiere a leer, escribir y hablar correctamente un idioma. Esto es fundamental para todo predicador, pues ha de entender lo que lee en la Biblia (Hermenéutica) y comunicarse eficazmente con su público (Homilética). Es por esto que antes de estudiar Hermenéutica y Homilética, es esencial estudiar Gramática. Si no le puso interés al pasar por esta asignatura en la escuela de enseñanza secular, o no tuvo usted un buen maestro, recuerde usted: ¡Nunca es tarde para empezar!
Retórica es el arte que enseña las reglas del buen decir, y oratoria, es la parte de la retórica que enseña cómo usar palabras para convencer a los que escuchan. El que dibuja, usa colores y matices, el que habla usa palabras, y ambos tienen que satisfacer las demandas de un público si quiere que su trabajo tenga éxito. Esto es necesario para no aburrir al público