1° de Abril de 2010 Año 116, No.771

La egoísta, que propone: Diviértete, complace los deseos de tu corazón, toma provecho de todo lo que venga a tu mano mientras tengas salud y tengas vida, ¡te lo mereces!

La altruista que, porque se ve como parte de una comunidad, propone: Sé dadivoso, usa lo que tienes para hacer bien al prójimo. Aunque también se escucha la variante: Pero primero cubre tus necesidades, y después, ayuda con lo que te sobra.

Regresemos ahora a nuestra pregunta inicial:

¿QUÉ ES LA VERDAD?

La verdad no cambia con el tiempo. Dios es inmutable e inmutables son sus promesas (Hebreos 6:17,1817Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; 18para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.).

La verdad no varía al conocer más a fondo el tema que investigo. Los conceptos que adquirimos al estudiar la Biblia, se profundizan, se enriquecen y se vuelvan más relevantes al día en que vivimos, pero ¡no cambian!

La verdad permanece inalterable a través del tiempo, es idéntica en cualquier contexto y las circunstancias no la alteran. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Hebreos 13:8Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.).

Volvamos a las preguntas que el hombre se hace con referencia a: ¿Qué es la verdad?

¿QUIÉN SOY?

El Espíritu Santo estaba presente cuando el consejo divino dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen (Génesis 1:26Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.); y lo más importante de esta imagen es que Dios nos dio la libertad de decidir entre la vida y la muerte (Deuteronomio 30:15Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal) y el hecho de que puso eternidad en nuestro corazón (Eclesiastés 3:11Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.).

Lo triste de la historia es que, ante la alternativa de la vida y la muerte, el hombre decide tomar su propio camino y, al hacer a un lado el propuesto por Dios, cae en condenación y muerte.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios (Juan 3:17,1817Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.).

Pero, si alguien cree que Jesucristo murió por nuestras transgresiones, y resucitó para nuestra justificación (Romanos 4:25el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.), entonces, tal como dice la promesa, porque cree en el nombre del unigénito Hijo de Dios, ya no es condenado y el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Romanos 8:16El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.).

“El Sembrador”
La Semilla es la Palabra de Dios
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