El Sembrador
La semilla es la Palabra de Dios

Tema de la serie: EL ESPÍRITU SANTO

EL ESPÍRITU SANTO

Y LAS SAGRADAS

ESCRITURAS

UNA verdad indiscutible, aún hoy, entre la cristiandad, es la participación del Espíritu Santo en la elaboración de los escritos sagrados que hoy se denomina: LA BIBLIA, pero, ¿cuál fue ésta?

En la antigüedad, Dios ciertamente habló de muchas maneras (Heb. 1:1Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,), pero ahora tenemos el testimonio de Cristo y la palabra profética más segura (2 P. 1:19Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; ) que le ha placido a Dios preservar a través de los siglos y que hoy, con la aparición de la imprenta y el sacrificio de muchos traductores a través de los siglos, ha sido traducida a más de 2,400 idiomas y dialectos, y puede ser leída y estudiada por cada creyente en la mayoría de tribus, naciones y lenguas del mundo.

Quien conoce a Dios, no niega ni duda que la Biblia es el medio elegido por él para que el hombre conozca su voluntad. La discusión aparece cuando se trata de definir la participación del Espíritu Santo en las Sagradas Escrituras. Es aquí donde encontramos un sinnúmero de postulados que necesitamos analizar a la luz de la Palabra de Dios.

El cómo llegó la Biblia a nuestras manos, desde los días de Moisés hasta los del apóstol Juan, y en el idioma español, está respaldado por datos históricos que han sido verificados y certificados por expertos de varias ramas de la ciencia. Hallazgos de manuscritos antiguos han corroborado la sorprendente exactitud con que éstos fueron transcritos y pasados de generación en generación. ¡Aquí no radica el problema!