Estas palabras están ligadas en la vida de Pablo y también en la vida de Cristo el Siervo perfecto. El testimonio de lo segundo está en los cuatro evangelios y de lo primero, en nuestra lectura de hoy.
¿Tendrá valor nuestro servicio si hemos sabido esquivar el sufrimiento? Observemos la diferencia entre Pablo y sus adversarios: ellos se gloriaban en sus triunfos, él en sus tribulaciones; ellos en su raza, él en su rechazo; ellos en su fuerza, él en su flaqueza. En vez de ofrecer estadísticas de alguna gran campaña, Pablo dice: “Me gloriaré en lo que es de mi debilidad” (v. 30Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. 31El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. ) y procede a relatar cómo escapó de Damasco al ser descolgado del muro en un canasto. Pocos se jactarían de una experiencia tan humillante; más bien buscarían un incidente donde en vez de huir derrotaron al enemigo.
Podemos reflexionar en una triste realidad: Hay muchas iglesias tan ingratas como la de Corinto y muy pocos siervos tan fieles y consagrados como Pablo.