Este capítulo nos relata el origen de los samaritanos, pueblo que encontramos en los evangelios y en el Libro de los Hechos. Fueron un pueblo que despreciaba a los judíos (Jn. 4:9La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.; 8:48Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?), pero del cual muchos llegaron a creer en el Señor (Jn. 4Ir a la Biblia en línea (sitio externo); Hch. 8Ir a la Biblia en línea (sitio externo)).
La primera parte del capítulo enumera las causas del cautiverio de las diez tribus, a saber:
3. Su insubordinación (vs. 13-17Ir a la Biblia en línea).
Nuestra lectura enumera las consecuencias de la cautividad. Los habitantes originales fueron echados para que Israel heredara la tierra. Leemos esta historia en el Libro de Josué. Por los mismos pecados “Jehová quitó a Israel” (v. 23hasta que Jehová quitó a Israel de delante de su rostro, como él lo había dicho por medio de todos los profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy.) y el rey de Asiria puso en su lugar a gente de otros países conquistados (v. 24Y trajo el rey de Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades.). Éstos no conocían a Dios y atribuyen a eso los estragos que hacían los leones, y en vez de pedir un sacerdote de Jerusalén, lo piden al rey de Asiria. Un sacerdote de los becerros de oro de Jeroboam no podía enseñar lo que él no practicaba.
Terminan pues, con una mezcla de verdad y error, algo que Dios aborrece. Pero el Señor amó a los samaritanos y les enseño la verdad.