MAYO 18

Números 36:1-13Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

HERENCIA PERPETUA

Volvemos al caso de las hijas de Zelofehad (27:7Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas.) quienes reciben garantía de que la porción de su heredad no les sería quitada. Así ocurre con nosotros. Somos hijos de Dios (1 Jn. 3:1Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.) y el Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de ello “y si hijos, también herederos...” (Ro. 8:16,1716El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.).

Otra lección está en que estas cinco hermanas heredaron entre sus hermanos, y por tribu. Hay la tendencia a individualizarnos demasiado, olvidando que pertenecemos, no a una tribu, sino a un cuerpo.

Esto es cierto con relación a la iglesia universal (enfoque de la carta a los Efesios) y también a la local (enfoque de 1 Corintios). Debemos disfrutar nuestra herencia y usar nuestros dones dentro del marco del “cuerpo” local del cual somos “miembros cada uno en particular” (1 Co. 12:27Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. 28Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ).

Es un consuelo saber que somos co-herederos con Cristo. Nadie ni nada quitará nuestra herencia y formamos parte de la herencia de Cristo que no le será quitada a él.

Así hemos terminado este libro maravilloso, pero a veces descuidado. Regresemos frecuentemente a estas cosas que “están escritas para amonestarnos...” (1 Co. 10:11Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.).

“El Sembrador”
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