La gracia nos enseña que tenemos deberes ante los gobernantes y autoridades (v. 1Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.) y que debemos mostrar mansedumbre para con todos los hombres (v. 2Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.).
Nos será más fácil ser mansos y humildes si recordamos lo que éramos en otro tiempo antes de conocer la bondad de Dios, manifestada en la obra de su Hijo que hizo posible el lavamiento de la regeneración, operado en nosotros por el Espíritu Santo.
Hubo un día feliz cuando este Dios Trino “nos salvó” (v. 5nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo). ¿Cómo corresponderemos a este amor? Los que creen en Dios deben ocuparse en buenas obras que son útiles a los hombres (vs. 1,8,141Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. 8Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres. 14Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto.). Hay ejemplos concretos de estas obras en los consejos que Tito debía acatar y compartir con sus hermanos (vs. 13,1413A Zenas intérprete de la ley, y a Apolos, encamínales con solicitud, de modo que nada les falte. 14Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto.).
Si somos discípulos de aquel que “anduvo haciendo bienes” (Hch. 10:38cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.), debemos “andar como él anduvo” (1 Jn. 2:6El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.). Si en los quehaceres comunes de la vida no hay piedad, quedaremos sin fruto (v. 14Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto.).
El Padre busca fruto en cada uno de nosotros hoy y todos los días (Jn. 15:8En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.).