Este último capítulo lo leeremos en dos partes. La primera presenta el fundamento histórico del consejo y la segunda el respaldo de ejemplo propio. ¡Que sea este capítulo una lección para los que de nosotros damos consejos tan frecuentemente! Aprendamos tres lecciones:
1. La importancia de oír la voz de Dios a través de lo que nos acontece.
Al recorrer la historia, Josué sentía que Dios subrayaba: “Yo tomé... yo envié... yo os introduje... yo los entregué...” ¿Nos pasa esto cuando leemos la Biblia? ¿Lo sentimos cuando recordamos nuestro pasado? Es indispensable conocer la mano de Dios actuando en mi vida antes de sugerir cómo puede actuar en la de mi prójimo.
2. La importancia de respaldar mi consejo con la Palabra de Dios.
Josué obtuvo resultados porque pudo decir: “Así dice Jehová” (v. 2Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños.). Cuando damos un consejo, ¿comenzamos con un versículo de la Biblia?
3. La importancia de mi ejemplo.
Mi consejo será llevado por el viento si no digo: “Yo y mi casa serviremos a Jehová...” (v. 15Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.).