Febrero 15

Lamentaciones 5:1-22Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

JERUSALÉN ASOLADA (2)

REGRESAMOS hoy al tema del primer capítulo, pero con una diferencia. Este quinto poema tiene más de oración que de lamento.

Notamos que todo va dirigido a Dios, describiendo los sufrimientos del pueblo, confesando pecado y pidiendo misericordia.

Nuestra porción principia con la sentida plegaria: “Acuérdate... mira”. Al igual que en el primer capítulo hay una triple descripción de la ciudad que a la vez es la descripción de todo pecador, y otra vez podremos encontrar en el Nuevo Testamento que Cristo es la solución a esta condición.

1. “No hay para nosotros reposo” (v. 5Padecemos persecución sobre nosotros; Nos fatigamos, y no hay para nosotros reposo.), pero sí hay reposo para quien se acerca a Cristo con fe (Heb. 4:1,9,101Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 9Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. ).

2. “No hubo quien nos librase” (v. 8Siervos se enseñorearon de nosotros; No hubo quien nos librase de su mano.). El que conoce a Cristo sabe que la verdad lo hará libre y confía en la promesa: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Jn. 8:31,3631Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos 36Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.).

3. No hay pan (v. 9Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan Ante la espada del desierto.). El egipcio y el asirio se negaban a ayudar al necesitado, y los que querían buscar pan salían de la ciudad con peligro de sus vidas. Cristo promete satisfacer abundantemente la sed y el hambre del hombre (Jn. 6:35Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.).

De pronto la oración se convierte en alabanza y el Libro de Lamentaciones termina hablando de la permanencia y soberanía de Dios (v. 19Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre; Tu trono de generación en generación.). Tal es el efecto que tiene la oración.

Aprendamos a llevar nuestras tristezas al “Dios de toda consolación” (2 Co. 1:3Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación).

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