DICIEMBRE 27 | |
FE MANIFESTADA
Santiago 2:1-13
Este capítulo se divide en dos partes y en ambas la lección gira alrededor
de grandes contrastes. Hoy contrastamos al rico y al pobre; mañana veremos
a Abraham y Rahab.
La fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo debe manifestarse al no hacer
acepción de personas. El nombre del Señor se menciona sólo dos veces en
esta epístola, pero, ¡qué bien habla Santiago de él!
La exhortación a no discriminar es oportuna y actual. Pedro aprendió esta
lección con relación a la predicación del evangelio (Hch. 10). Aquí es
la esfera congregacional la que nos ocupa.
Ante la ley real (v. 8) y la ley de la libertad (v. 12), todos somos
iguales: todos necesitamos de la gracia de Dios quien no hace diferencia
de raza, nacionalidad, clase social o vestimenta. La única distinción que
vale ante él es la de almas perdidas o perdonadas. Es interesante notar
que el un punto (v. 10) que nos hace culpables de quebrantar toda la
ley es, en este caso, el pecado tan común, aun entre creyentes, de hacer
distinción entre pobres y ricos. ¡Evitémoslo! DÍA
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