Veamos esta visión desde dos puntos de vista:
1. La interpretación de los príncipes (v. 3los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; esta será la olla, y nosotros la carne.).
Lo malo había sido llevado a Babilonia y ellos, la carne escogida, sufrirían el castigo de Dios, pero atenuado por el agua en la olla (no serían cocidos a fuego directo). Conclusión: Jerusalén era una ciudad segura, no había por qué preocuparse. Vendría el sitio como castigo, pero sería algo temporal. Purificados por fuego, serían nuevamente agradables a Dios. El mensaje para los del exilio era que Babilonia sería derrotada cuando sitiaran a Jerusalén y ellos pronto regresarían.
2. La interpretación de Dios (v. 7Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vuestros muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla; mas yo os sacaré a vosotros de en medio de ella.).
Jerusalén sería la olla, pero ellos serían cual pellejos que la cocinera separa de la carne y bota a los perros (v. 9Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extraños, y haré juicios entre vosotros.). La carne buena eran los que habían muerto por sostener una política contraria a la de los príncipes: sumisión a Babilonia, profetizada por Jeremías (Jer. 27:12,16,1712Hablé también a Sedequías rey de Judá conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y vivid. 16También a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé diciendo: Así ha dicho Jehová: No oigáis las palabras de vuestros profetas que os profetizan diciendo: He aquí que los utensilios de la casa de Jehová volverán de Babilonia ahora pronto; porque os profetizan mentira. 17No los oigáis; servid al rey de Babilonia y vivid; ¿por qué ha de ser desolada esta ciudad?).
Termina Ezequiel con palabras para los exiliados. No eran los malos, como pensaban los de Jerusalén, ni eran los buenos. En su soberanía, Dios los había elegido para mostrar en ellos misericordia (v. 16Por tanto, di: Así ha dicho Jehová el Señor: Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras adonde lleguen.).