Podemos compartir los triunfos de Pablo sólo sobre la base de los triunfos de Cristo. Debemos buscar el sentir “una misma cosa”: el “sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Trataremos de resumir este sentir en tres palabras:
1. SUMISION. Siendo superior a todos e igual a Dios se humilló “tomando forma de siervo”. Se humilló más al hacerse poco menor que los ángeles gloriosos, tomando forma de hombre. Se humilló aún más “haciéndose obediente hasta la muerte”, muerte vergonzosa de la cruz.
2. SERVICIO. La humildad no se expresa con palabras. Si hablamos de nuestra humildad, ésta desaparece, pues nos jactamos de ser humildes, y toda jactancia es orgullo. El antídoto más eficaz para el orgullo es el servicio y Cristo no vino al mundo “para ser servido, sino para servir, y... dar su vida en rescate por muchos” (Mr. 10:45Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.).
3. SACRIFICIO. El que fue “despreciado entre los hombres”, y “experimentado en quebranto” (Is. 53:3Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.), fue exaltado “hasta lo sumo” y ante él “se doblará toda rodilla”. Si meditamos en el ejemplo de Cristo aprenderemos la humildad y sencillez de nuestro Señor.