AQUÍ parece que Dios se divide en dos y esas dos partes establecen un diálogo entre sí.
Habla la JUSTICIA (vs. 1-71Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. 2Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios. 3Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. 4Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida. 5No volverá a tierra de Egipto, sino que el asirio mismo será su rey, porque no se quisieron convertir. 6Caerá espada sobre sus ciudades, y consumirá sus aldeas; las consumirá a causa de sus propios consejos. 7Entre tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer.). Dios trató a Israel como un padre trata a su hijo; le enseñó a andar con el cariño de una madre; los atrajo con el amor de un novio; los cuidó con el esmero de un campesino que hace descansar sus yuntas después de un día de trabajo.
La respuesta negativa e indiferente del pueblo nos hace recordar el lamento del Señor Jesús sobre Jerusalén (Mt. 23:37¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!). “Caerá espada... consumirá sus aldeas” (v. 6Caerá espada sobre sus ciudades, y consumirá sus aldeas; las consumirá a causa de sus propios consejos.), es lo que clama la justicia. Esto es lo que justamente merecían.
Pero contesta el AMOR (vs. 8-128¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión. 9No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad. 10En pos de Jehová caminarán; él rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el occidente. 11Como ave acudirán velozmente de Egipto, y de la tierra de Asiria como paloma; y los haré habitar en sus casas, dice Jehová. 12Me rodeó Efraín de mentira, y la casa de Israel de engaño. Judá aún gobierna con Dios, y es fiel con los santos.): “¿Cómo podré abandonarte?” Adma y Zeboim tuvieron la misma suerte que Sodoma y Gomorra: desaparecieron del mapa. Dios no podía hacer lo mismo con Israel aunque les había advertido que esto pasaría (Dt. 29:14-29Ir a la Biblia en línea (sitio externo)).
La justicia y el amor, ¿podrán acaso juntarse? ¡Qué hermoso es meditar que estos extremos tan separados para el hombre (v. 9No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad.), se unieron en la cruz de Cristo (Sal. 85:10La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron.)! El amor provee un sustituto para soportar la ira de Dios que debería caer sobre mí.