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SEMBRADOR No. 758 - Página 2

 

1 de Enero de 2007 | Año 113                                            Descargar versión PDF


            ARREPENTIMIENTO         

EL evangelio que predicaba el Señor Jesucristo presentaba este paso como indispensable. Una vez dijo: Si no os arrepentís, todos pereceréis… (Lucas 13:3,5).
Pero, ¿qué hemos de entender por arrepentimiento? No es una desilusión causada por un resultado desagradable. No es renunciar emprender una tarea porque se siente uno incapaz. No es una declaración que manifiesta que se está de acuerdo con comenzar de nuevo.


ARREPENTIMIENTO es sentir un dolor profundo en el corazón al analizar lo que se ha hecho, aceptando como urgente y necesario buscar nuevos recursos y nuevas fuerzas, pero más importante, es estar convencido que, sin la ayuda de Dios, se volverá a fracasar.


Intentar repetir una acción sin cambiar métodos, recursos o habilidades, es volver a fracasar. Sentir dolor porque el resultado no fue el esperado, sin reconocer que se siguió un camino errado, no asegura satisfacción la siguiente vez que se intente. Buscar el apoyo de alguien que también está propenso a fracasar no es una buena decisión. 
Pero, declarar que nuestros métodos, recursos o habilidades no son los adecuados, y que nos equivocamos al escoger el camino, no es tarea

fácil. El orgullo y la presunción son fuerzas que impiden una declaración de incompetencia y el reconocimiento de defectos y deficiencias.
Cuando las tareas que emprendemos salen mal, se requiere una investigación profunda de nuestras deficiencias y una búsqueda amplia de métodos alternos. Y si esto es así en el caso de la salud, del bienestar personal y en el campo laboral, ¿qué piensa usted que se ha de hacer cuando la noción de que algo está mal se relaciona con su vida y con lo que la vida significa y promete? 
Su carácter o su temperamento, ¿nunca lo ha llevado a situaciones difíciles de las que se ha apenado? Al ver lo que usted es y ha logrado, ¿queda totalmente satisfecho? ¿Está usted seguro de que no hay algo mejor? Cuando lo cotidiano provoca en usted estrés y fatiga, ¿no busca su alma algo diferente? Cuando una enfermedad, o bien, la violencia e inseguridad que le rodea, lo hacen pensar en la muerte, ¿quisiera encontrar algo en qué apoyarse para alejar todo temor del más allá? Cuando, en momentos de tranquilidad y sosiego contempla la naturaleza y aprecia su belleza y perfección, ¿acaso no se ha preguntado qué piensa de usted el Dios que creó el universo y cuyas manos formaron su cuerpo y su aliento le dió vida? ¿Nunca se ha preguntado que si lo que usted es y hace manifiestan la perfección y la belleza de la creación que usted admira?

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