Seguramente frases como la que leímos ayer: “¿Por qué no... puedo... ahora?” (13:37Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.) llenaron de dudas a sus discípulos; de allí las palabras iniciales: “No se turbe vuestro corazón” (v. 1No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.).
Al hablarles del futuro, comienza con el futuro lejano (cuando estén con él en gloria) y llega al más cercano (cuando tengan el poder del Espíritu en sus corazones).
Hay una lección que muchas veces se oculta al estudiar este pasaje. ¿Será obra de Satanás? Tres verbos están ligados: creer, caminar, llegar. Es el verbo del centro al que se le resta énfasis. Hablamos de estar con Cristo, mas no de seguir sus pisadas para llegar a donde él está: en el trono del vencedor. Sabemos el destino y el camino (v. 4Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.); tenemos conocimiento y poder suficiente (vs. 6,126Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 12De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.) y no tenemos excusa para no seguir sus pisadas.
¡Cuán fácil es pensar en las puertas de perlas que se abrirán en el cielo para admitirnos (Ap. 21:21Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.)! Pero, ¿por qué no pensamos en el camino de piedras y escollos regados con sudor, lágrimas y aun sangre, por el que tenemos que transitar para llegar victoriosos a las mansiones celestiales? Pensemos en Pablo frente a esta gloriosa verdad (1 Ts. 2:19,2019Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? 20Vosotros sois nuestra gloria y gozo.; 2 Ti. 4:6-86Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.; etc.).