FEBRERO 12

Eclesiastés 3:1-22Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

EL TIEMPO Y LA ETERNIDAD

Estos dos conceptos, que son opuestos entre sí, llenan este capítulo.

Primero tenemos una lista de las cosas que componen nuestra vida. Todas son legítimas a su tiempo, pero hacer de ellas la meta o el objeto de la vida es un error fatal porque Dios no creó al hombre para el tiempo, sino para la eternidad.

Las cosas del tiempo, aunque las tengamos todas, no pueden satisfacer al hombre en cuyo corazón Dios “ha puesto eternidad” (v. 11Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.). En la eternidad Dios nos juzgará por todo lo que hemos hecho en el tiempo y aun nos juzgará por el uso del tiempo que nos ha dado.

Todo lo que Dios hace es eterno (v. 14He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.). El que no reconoce a Dios como Creador sólo puede ver las cosas como se ven “debajo del sol” (v. 16Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad.) y llega a la conclusión de que es igual a una bestia (vs. 19,2019Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. 20Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.). Pero a pesar de las similitudes con los animales, el espíritu del hombre “sube arriba” a rendir cuentas a su Creador (Ro. 14:11,1211Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. 12De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.). Después de leer este capítulo hagamos nuestra la oración del salmista en el Salmo 90:12Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.”

“El Sembrador”
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