Octubre 8

Jeremías 8:1-22Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“MI PUEBLO NO CONOCE...”

Hay dos formas de ser sabio:

1. Aprender de errores propios (v. 4Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no vuelve al camino?).

El que cae se levanta; el que se desvía vuelve. Ésta es una de las formas que Dios dio al hombre para aprender: por razonamiento. Sin embargo, aunque el pueblo estaba en dificultades, no se paraba a pensar porqué estaba allí; no analizaba sus caminos en busca de errores, no quería aprender sabiduría. Era rebelde con “rebeldía perpetua” (v. 5¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, y no han querido volverse.).

2. Conocer la voluntad de Dios.

Esto es lo que hacen los animales (v. 7Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.). ¿Quién instruye a las aves que emigran, a los animales que hibernan? Dios lo hace. El animal reconoce la sabiduría de su Creador y le obedece: “Guardan el tiempo de su venida” dice el profeta, pero con dolor añade: “mi pueblo no conoce el juicio de Jehová” (v. 7Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.).

Dios nos dio el razonamiento para que pensemos en nuestros caminos. También nos dio voluntad para que, habiendo reconocido nuestros errores, decidamos dejar nuestro camino errado para andar en el camino de Dios. Tomar esta decisión, es ser sabio.

“El Sembrador”
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