Santiago denuncia los pecados de los ricos y la injusticia social que éstos provocan, pero no llega a las mismas conclusiones ni usa los mismos métodos del agitador contemporáneo.
Nos recomienda paciencia ante la venida del Señor que, como juez, ya está a la puerta listo para entrar a la sala de juicio. Se nos presenta a Job como ejemplo de paciencia y fe en el “fin del Señor” (v. 11He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.), que con misericordia le hizo justicia. Otro ejemplo de paciencia, esta vez vinculada a la oración, es Elías, que oraba con persistencia, especialmente al leer que hizo la misma oración siete veces. Orando, venció la idolatría, la sequía, las enfermedades y aún la muerte (1 R. 17:21Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él.; 18:36,4436Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. 44A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje.).
En cuanto a enfermedades, aprendemos que es necesario orar; que el enfermo debe llamar a los ancianos de la iglesia, pues ellos no tienen un sexto sentido que les avise cuándo un miembro del rebaño está en necesidad, y que la fe no excluye el uso de medios (o remedios, como a veces los llamamos), ya que se recomienda el uso de aceite.
Hemos llegado al fin de la epístola y del año. Entremos al año nuevo con nuestra fe en un Salvador poderoso que pronto viene.