En el año dieciocho de su reinado, Josías, al igual que su bisabuelo Ezequías, celebró la pascua. Indiscutiblemente fue la lectura de las Escrituras lo que hizo que sintiera la necesidad de celebrar la fiesta. Se hizo en el día indicado (v. 1Josías celebró la pascua a Jehová en Jerusalén, y sacrificaron la pascua a los catorce días del mes primero.) y haciendo todo “conforme a la palabra de Jehová” (v. 6Sacrificad luego la pascua; y después de santificaros, preparad a vuestros hermanos para que hagan conforme a la palabra de Jehová dada por medio de Moisés.). La obediencia es de mucha estima a los ojos de Dios.
Una lectura abundante del Nuevo Testamento, con un espíritu sumiso y sensible a la dirección de Dios, nos mostraría detalles claros y precisos que hemos pasado por alto o considerado de poca importancia.
Tanto en nuestra vida personal como colectiva debemos hacer las cosas como Dios manda. Métodos poco escriturales y medios carnales nunca conseguirán fruto espiritual. La obra de Dios debe ser hecha de acuerdo a la Palabra de Dios para que resulte para la gloria de Dios.
La pascua que celebró Josías fue superior a la de Ezequías y aun a las celebradas por Salomón y David (v. 18Nunca fue celebrada una pascua como esta en Israel desde los días de Samuel el profeta; ni ningún rey de Israel celebró pascua tal como la que celebró el rey Josías, con los sacerdotes y levitas, y todo Judá e Israel, los que se hallaron allí, juntamente con los moradores de Jerusalén.).