Josué murió sin terminar la tarea de extirpar el cáncer moral, social y religioso de los cananeos. Los hijos de Israel sintieron su insuficiencia y “consultaron a Jehová”. ¡Cuán diferente sería su historia (y la nuestra) si hubieran seguido por este camino de sujeción, dependencia y obediencia a Dios!
Dios respondió a la súplica señalando a la tribu de Judá para que subiera a pelear primero. Adoni-bezec ilustra la ley de retribución (Gá. 6:7No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.): “Como yo hice, así me ha pagado Dios” (v. 7Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le llevaron a Jerusalén, donde murió.). Él cortó pulgares de manos y pies de setenta reyes y al fin perdió los suyos. Esta costumbre cruel inutilizaba a los prisioneros de guerra en el manejo de arco y espada, y les impedía correr.
Terminó nuestra lectura con un cuadro familiar: Caleb, su hija y su yerno Otoniel, que más tarde fue el primer juez. Otoniel significa “León de Dios”. Notemos en este cuadro:
1. Otoniel, quien ataca una fortaleza y obtiene una victoria. Nuestras victorias glorifican a Dios.
2. Acsa, que fue una mujer de visión y fe: tenía un campo, pero necesitaba agua. Caleb le dio fuentes de arriba y de abajo. Dios es glorificado cuando pedimos cosas grandes y él nos da aun más de lo que pedimos (Ef. 3:20Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros).