EL título que aparece en nuestras Biblias nos dice que este salmo es una oración. Hay cuatro salmos más con este título: 86, 90, 102 y 142. Cuando nos sentimos agobiados y desesperados, cuando llegamos a la presencia de Dios y no sabemos qué pedir, este salmo nos puede ayudar.
El salmista pide:
1. Sustento (v. 5Sustenta mis pasos en tus caminos, Para que mis pies no resbalen.). Sabe que es débil y necesita sentir el brazo de quien es “poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria” (Jud. 24Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría).
2. Salvación (v. 7Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra, De los que se levantan contra ellos.). Dios nos salvó de la ira y nos salva constantemente de las asechanzas del enemigo (Ro. 5:9Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.; 1 Jn. 5:18Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.).
3. Seguridad (vs. 8-13 8Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas, 9De la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos que buscan mi vida. 10Envueltos están con su grosura; con su boca hablan arrogantemente. 11Han cercado ahora nuestros pasos; tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra. 12Son como león que desea hacer presa, y como leoncillo que está en su escondite. 13Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrales; libra mi alma de los malos con tu espada ). El salmista quiere ser tratado como la niña del ojo para la cual el Creador ha provisto eficaz defensa, o como pollito que encuentra refugio bajo las alas de la gallina. También quiere ser defendido con la espada de Dios.
Esta es una oración de fe porque anticipa plena satisfacción en la presencia de Dios. Aunque pasemos por momentos difíciles, animémonos con 1 Juan 3:1,21Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.. Somos hijos de Dios y tenemos un Padre celestial todopoderoso, omnisciente y lleno de amor.