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LA EPÍSTOLA DE SANTIAGO


La luz de la Biblia

ESTE Libro bien pudiera llamarse “Los Proverbios del Nuevo Testamento”. Contiene preceptos morales y éticos; es rico en figuras y metáforas; es de estilo dramático, y obliga a pensar. Como en el Libro de los Proverbios, se habla mucho de la sabiduría, la lengua, el tiempo, el dinero, las amistades, etc.

También hay provecho al comparar esta epístola con el Sermón del Monte (Mt. 5-7), que no es un tratado teológico, sino más bien la aplicación y vivencia de lo que profesamos creer. La creencia que no afecta la conducta, condena al que la profesa y no convence a nadie.

Este es el Libro más autoritario del Nuevo Testamento. Por esto queremos decir que Santiago nos exhorta más que cualquier otro escritor. En 108 versículos hay por lo menos 54 verbos en el modo imperativo.

El autor, llamado también Jacobo, era el hijo mayor de José y segundo hijo de María. Esto nos lleva a una idea que puede enriquecer mucho el estudio de esta epístola. Tal vez, al escribir de conducta, Santiago está pensando en su hermano mayor en la carne, nuestro Señor Jesucristo, dándonos un cuadro de sus virtudes y conducta durante los años de su juventud en Nazaret, de los cuales los evangelios casi no dicen nada.

Muchos han encontrado contradicción entre Santiago y Pablo, especialmente en la doctrina que contiene la Epístola a los Romanos. Santiago nos dice que el hombre es justificado por las obras y Pablo afirma que lo es por la fe. Sin embargo, debemos reconocer que Pablo, en todas sus epístolas insiste en las buenas obras. La que escribió a Tito es buen ejemplo de esto. Lo que sucede es que Pablo enfatiza el fundamento de la fe y Santiago su fruto. Es interesante notar que Pablo usa la frase “ricos en buenas obras” mientras que Santiago escribe de los que son “ricos en fe” (1 Ti. 6:18; Stg. 2:5).

Santiago no desprecia la fe; al contrario, fustiga al que tiene fe superficial o espuria. Alaba la fe que, al ser probada, produce paciencia (1:3). Nos exhorta a pedir con fe (1:6), y concluye la epístola escribiendo sobre la oración de fe (5:14-18).

Esta epístola es difícil de bosquejar por su parecido al Libro de los Proverbios y porque regresa a un tema una y otra vez, pero podemos resumirla con los cinco títulos dados a nuestras meditaciones diarias que hablan de “LA FE VIVA”.

Para una división temática de esta carta, le sugerimos buscar y subrayar la frase: “Hermanos míos” o similares. Generalmente se inicia así un tema nuevo o una recapitulación de lo dicho.


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