Publicaciones EL SEMBRADOR La Semilla es La Palabra de Dios

  Inicio  |  Historia  |  El Sembrador  |  Devocional  |  Estudio Bíblico Semanal  |  Evangelismo  |  Orad por Nosotros  | Contacto

SEMBRADOR No. 764 - Página 2

 

1 de Julio de 2008 | Año 114                                            Descargar versión PDF


Si creemos en un Dios fiel y justo, entonces debemos:

          ACEPTAR SU LEY        

Pensemos en el mayor problema que enfrenta la humanidad: ¿Dónde encontrar una ley justa en su elaboración y fiel en su aplicación? Ningún mortal podrá dictarla y ningún gobierno humano será capaz de establecerla. Debilidad, ineficiencia y corrupción son algunos de los elementos que lo hacen imposible. Pero un Dios fiel y justo sí puede establecer una ley justa, y ser fiel en su observancia.

.No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra…Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.    (Isaías 11:3-5)

Si creemos esto y estamos convencidos de ello, debiéramos interesarnos en conocer sus leyes para ser guiados por sus normas; pues sabemos que toda ley establece de inicio, quién es la autoridad suprema y qué sucede con el que la respeta, y cómo se castiga a quien la desobedece.

La ley de Dios no es diferente, pues establece: Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días (Salmo 7:11); y por otro lado: Porque Jehová es justo, y ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro (Salmo 11:7).

      RECONOCER SU JUSTICIA     

 

Examinar los cielos, tocar las flores y admirar la naturaleza, ha de dejar en nuestra experiencia un sentido de perfección que jamás será superado por el hombre, aunque no ignoramos sus repetidos intentos por igualar algunos detalles que ha observado, ni hacemos a un lado las leyes y principios que ha descubierto al analizar la materia y estudiar el comportamiento de los astros.

La perfección observada en la obra de Dios ha de ser base suficiente de que también será vista en los principios que presenta como rectores del comportamiento humano. Si las leyes y principios que gobiernan átomos, moléculas y hasta los cuerpos celestes, son perfectas, ¿no lo serán las que Dios propone para analizar lo bueno y lo malo en nuestra vida?

Así describió Dios la misión de su Hijo Jesucristo:     
“No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; he publicado tu fidelidad y tu salvación; no oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea”
(Salmo 40:10).
 

Anterior                                                                                                                              Siguiente
 

 2008 Publicaciones "El Sembrador"