“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.”
En la lección pasada vimos la historia de Babilonia, hoy veremos la culminación de otra historia muy diferente, la de la iglesia, la Jerusalén celestial:
3. Fortalecida por el Espíritu Santo (Hch. 1:8pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.).
4. Perfeccionada por sufrimiento (1 P. 5:10Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.).
6. Vestida de lino fino (Ap. 19:8Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.).
7. Aceptada como esposa (Ap. 19:9Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. ).
Hoy estamos a la mitad de esta historia (en el punto 4) sufriendo, ciertamente, pero trabajando en el lino que servirá de vestido para nuestra boda.
Dios exaltó a Cristo con su diestra “por Príncipe y Salvador” (Hch. 5:31A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.) y así es como la iglesia ha de ver a Jesucristo.
Porque lo ve como “Príncipe”, dice: “¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” (19:6Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!); y demuestra que lo cree porque sus labios lo confiesan, y porque se somete a él como cabeza (Ef. 5:21-2421Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.).
Porque lo ve como “Salvador”, piensa en él como “Cordero” (Jn. 1:29El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. ), y doblegando sus rodillas, lo adora, como Rey y Señor (19:4Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!).
Obediencia a quien ve como su “Príncipe”, y adoración a quien ama como su “Salvador” son acciones que se ven desde hoy en la iglesia de Cristo. ¿Se ven claramente en ti? En la eternidad, será fácil obedecerle, porque no estará Satanás para minar nuestra fidelidad. En la eternidad será fácil adorarle, porque no habrá nada que distraiga nuestra atención. Pero lo que dice que en verdad amo y respeto a mi “Príncipe y Salvador” es la conducta que observan en mí, los que me rodean.
Hay miles perdidos a quienes hemos de anunciar el evangelio; hay cientos a quienes hemos de llamar consiervos y a quienes hemos de animar y fortalecer con nuestras palabras; hay unos cuantos que Dios ha capacitado para pastorear a sus ovejas, pero sólo hay UN Dios a quien adorar.
Hay varias ocasiones para usar la Biblia y predicar el evangelio o exhortar a mis hermanos. Hay algunas ocasiones cuando nos reunimos para orar pero, para adorar a Dios, sólo hay una: la Mesa del Señor.
¿Será por esto que nos es tan difícil guardar esta palabra de la profecía? Cuando nos reunimos a partir el pan y tomar de la copa en memoria del Señor, cantamos, oramos, exhortamos y mucho más, pero, ¿adoramos?