“¿Quién expresará las poderosas
obras de Jehová?
¿Quién contará sus alabanzas?”
(Salmo 106:2¿Quién expresará las poderosas obras de Jehová? ¿Quién contará sus alabanzas?).

CUANDO Dios llamó a Abram, buscaba que una familia fuera testigo de sus proezas. Después deseó que fuera una nación la que contara a otros sus alabanzas, por esto sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto y los llevó por el desierto. Quería que todas las naciones vieran el poder y la misericordia del Dios de Abraham de Isaac y de Jacob.

La nación llegó a su época de gloria cuando Salomón fue rey y éste construyó el templo y lo dedicó a Dios con gran majestad y gloria. Todas las naciones buscaban al Dios de los hebreos porque sabían que no había otro como él.

Pero, en la historia de Israel, en vez de la obediencia de una nación, que es lo que Dios esperaba, sólo leemos de algunos hombres y mujeres que fueron alabados por servir a Dios y por dar su vida para defender el legado que Dios había dado a su pueblo (Ro. 9:4que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; Heb. 11:4-38 Ir a la Biblia en línea). ¡Qué triste! Parece que los planes de Dios nunca se habrían de cumplir.

Mas los propósitos de Dios no cambian y son eternos. Por esto sigue buscando quiénes expresen sus obras poderosas y cuenten a otros sus alabanzas. Pero, si leemos con cuidado el Nuevo Testamento, veremos que ya no serán individuos ni pueblos los que harán esto, sino que es a la iglesia, que Cristo ganó con su sangre, a quien se le ha encargado esta misión.

Por eso, durante las lecciones de este trimestre, estaremos pensando en la iglesia de Cristo, más que en individuos. En otras ocasiones, pedíamos que imitaras a siervos de Dios como Moisés, José, Daniel, Nehemías y otros. Hoy, pediremos que veas las cualidades de las iglesias como las que había en Jerusalén, en Antioquía, en Berea o en Éfeso y que ores para que la iglesia donde tú asistes sea como ellas y que, además, le pidas a Dios que te use como miembro activo de esa iglesia para lograr esta meta.

Los textos que te estarás aprendiendo y las historias que leerás te dirán cómo agradar a Dios y qué debes hacer para que la congregación donde asistes sea:

UNA IGLESIA VIVA Y ACTIVA

Lección 1. “Recibiréis poder”

Lección 2. “Que cada uno se convierta”

Lección 3. “Nosotros somos testigos”

Lección 4. “Lleno del Espíritu Santo”

Lección 5. “Si crees de todo corazón”

Lección 6. “Hemos creído en el Señor”

Lección 7. “La iglesia hacía... oración”

Lección 8. “La puerta de la fe”

Lección 9. “Por la gracia del Señor Jesús”

Lección 10. “Eran confirmadas en la fe”

Lección 11. “Poder para sobreedificaros”

Lección 12. “De quien soy y a quien sirvo”

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INTRODUCCIÓN

Aprendiendo por medio de figuras

EN la Escuela Dominical estarás aprendiendo muchas lecciones sobre el Espíritu Santo y sobre la iglesia a partir de figuras. Qué bien que esto es así, porque son temas muy difíciles, pues no hay nada parecido en el mundo en que vivimos.

El Espíritu Santo es Dios y, por tanto, es eterno, inmutable e infinito, cualidades que no se pueden ver o sentir.

La iglesia no es una organización como las que conocemos, ni se debe comportar como ellas.

Por esto, hay algo importante que deberás aprender primero: las figuras que se usarán las tendrás que visualizar, es decir, no tienes que fijarte en los colores y las formas de los dibujos que te presenten, sino en cómo funcionan y qué hacen, porque la lección que Dios quiso que aprendieras no está en lo que es, es decir, lo que se puede dibujar, sino en lo que hace, y esto, casi siempre tendrás que imaginártelo porque no podrán traer una locomotora o un barco a tu salón, ni podrán poner rieles o convertirlo en una laguna para que veas cómo es que se mueven.

Antes de estudiar estas figuras que están en la Biblia, te recordamos estos tres puntos muy importantes:

1. La realidad es mayor que lo que la figura te enseña, es decir, la figura no puede darte una lección completa.

2. La realidad es mejor que la figura, es decir, la realidad es más fuerte, más hermosa, más duradera, en fin, la supera en una o muchas cualidades.

3. La realidad es algo verdadero. Cuando te imagines lo que la figura hace, debes creer que esto es algo que tú puedes verdaderamente experimentar.

“El Sembrador”
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