“Les dije, pues:
Vosotros veis el mal en que estamos,
que Jerusalén está desierta,
y sus puertas consumidas por el fuego;
venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén,
y no estemos más en oprobio.”
La restauración de Jerusalén había quedado a medias, el altar y el templo estaban reconstruidos, pero los judíos no vivían en Jerusalén (Neh. 7:4Porque la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas reedificadas.) porque había:
a) Escombros adentro. Les dio flojera quitarlos.
b) Enemigos afuera. Les dio miedo enfrentarlos.
c) Economía insegura. Les faltó fe en Dios.
Como veremos más adelante, construir el muro y colocar las puertas resolvería estos tres problemas. Los habitantes regresarían a una ciudad limpia, con calles y plazas reconstruídas. Los sacerdotes y levitas recibirían el diezmo que no les había sido dado para su subsistencia. Dios los bendeciría en su vida cotidiana (Neh. 11:2Y bendijo el pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron para morar en Jerusalén.).
Como miembro de una Iglesia Local debes aprender a llevarte con todos, pues habrá mucha interacción.
Asistir sólo los domingos, me permite desarrollar mi vida privada a mi gusto durante los otros días de la semana, sin pensar en los demás.
Cuando se construye una casa, generalmente se comienza por las bardas, se sigue con ciertos cuartos esenciales (baño, cocina, comedor, recámaras...) y se termina, cuando hay más dinero, con el cuarto de visitas. La reconstrucción de Jerusalén no siguió este camino. ¡Comenzaron con el cuarto de visitas!
El altar, fue lo primero. Allí podrían entregarle a Dios sacrificios y holocaustos, y los vecinos verían que Dios habitaba con ellos.
El templo, fue lo segundo. Esto permitiría que los ritos y ceremonias pudieran desarrollarse con normalidad. Los sacerdotes y levitas tendrían donde servir, y el pueblo sería motivado a gratitud, alabanza y adoración.
El muro y las puertas fue lo último. Esto sirvió para normar su vida cotidiana (Neh. 7:1-31Luego que el muro fue edificado, y colocadas las puertas, y fueron señalados porteros y cantores y levitas, 2mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque éste era varón de verdad y temeroso de Dios, más que muchos); 3y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aunque haya gente allí, cerrad las puertas y atrancadlas. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su turno, y cada uno delante de su casa.; 13:15-21Ir a la Biblia en línea). Judíos y extranjeros tuvieron que aprender a respetar el día de reposo.
Muchos quieren, primero, establecer normas de conducta (muros) para luego invitar a Dios a sus vidas.
Otros sólo le ofrecen su vida como templo para que él habite en su corazón.
Pero se debe comenzar con el altar donde yo muero para que Cristo viva en mí.