“Nos levantó un poderoso Salvador” (Lucas 1:69Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo).

ESTE “poderoso Salvador” también es llamado en la Biblia “el postrer Adán” (1 Co. 15:45Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante). Nuestros estudios este trimestre nos harán entender por qué.

Cuando Dios formó a Adán y a Eva, y los puso en el jardín del Edén, todo era hermoso y perfecto, y nada faltaba. Dios quería que sus criaturas aprendieran la obediencia, por esto les dio lo necesario para ver las maravillas de su creación y para pensar, razonar y tomar decisiones. También venía a hablar con ellos para que lo conocieran y sintieran su amor, y sus experiencias se enriquecieran con sus pláticas. ¿Qué más podía faltar?

Pero en el momento de la prueba, ¡fallaron! No pudieron vencer la tentación de probar el fruto del árbol que vieron como “bueno para comer”, “agradable a los ojos” y “codiciable para alcanzar la sabiduría” (Gn. 3:6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella). Pudo más la astucia de Satanás que el amor de Dios.

» ¿Cómo lograr que el hombre fuera obediente?

» ¿Cómo demostrar que lo que Adán tenía a su alcance sí era suficiente?

» ¿Cómo vencer a Satanás con las mismas armas con las que Adán fue derrotado?

El “postrer Adán” vino al mundo para cumplir estos propósitos. El escritor de la Epístola a los Hebreos nos lo explica de la siguiente manera:

a) Cristo vino a aprender “la obediencia” (Heb. 5:8Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia).

b) Cristo fue “tentado en todo”, pero no pecó (Heb. 4:15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado).

c) Cristo participó de “carne y sangre” para destruir al diablo (Heb. 2:14Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo).

Entonces, lo que Adán y Eva no pudieron hacer estando en el Edén, por más que era hermoso y perfecto, tú y yo lo podemos lograr estando “en Cristo” (Ro. 8:1Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu).

Comparto contigo una poesía, si la deseas cantar, puedes usar la tonada del número 41 de Himnos de Fe, Esperanza y Amor.

El postrer Adán

¡Oh! amor de Dios que quiso enviar a un “postrer Adán”,
Quien ofreciera derrotar la muerte y Satán.
Y aunque carne y sangre, Dios vio en Adán caer,
En cuerpo de mortal, por nos, dispuso al mal vencer.

Y si condenación cayó por una transgresión,
Una justicia nos brindó la justificación.
A Dios sean gracias y honor, pues la victoria da
Por medio de Jesús, Señor. ¡Aleluya! Amén.

Lecciones del trimestre

1. El Hijo del Hombre visita a los suyos 2. El Hijo del Hombre crece como niño 3. El Hijo del Hombre es ungido por Dios 4. El Hijo del Hombre es Señor 5. El Hijo del Hombre, el amor y el perdón 6. El Hijo del Hombre y la misericordia 7. El Hijo del Hombre y las excusas 8. El Hijo del Hombre y el arrepentimiento 9. El Hijo del Hombre, los ricos y los pobres 10. El Hijo del Hombre y los pecadores 11. El Hijo del Hombre y los necios 12. El Hijo del Hombre y los tristes

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INTRODUCCIÓN

CRISTO, “en los días de su carne” (Heb. 5:7Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente).

PARA empezar, hay tres verdades que necesitamos entender muy bien, para que lo que leamos en el Evangelio según San Lucas, tenga un significado más profundo:

1. “Dios fue manifestado en carne” (1 Ti. 3:16E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria). Lo invisible, se hizo visible; lo eterno fue vestido de mortalidad; pero en este cambio, NUNCA deja de ser Dios.

2. “Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Fil. 2:7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres). Como, cuando nos quitamos un suéter u otra prenda de ropa para hacer mejor un trabajo; así el Señor Jesús se “despojó” de muchas cosas, es decir, no las usaría. Se enfrentaría a Satanás como si fuera el primer Adán.

3. “Para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos” (Heb. 2:9Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos). El Eterno gustó la muerte en una forma muy real, pues tuvo que ofrecer “ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte” (Heb. 5:7Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente). En un drama, podemos representar a David peleando con Goliat, y actuarlo con mucho realismo, pero Cristo probó la muerte en forma verdadera. Sin embargo, no se convirtió en un muerto: sólo luchó contra el que tenía el imperio de la muerte y sintió lo que es estar separado de Dios al estar cargado con nuestros pecados.

El primer Adán y el postrer Adán se enfrentaron a Satanás en el mismo terreno (la tierra), con las mismas limitantes (carne y sangre) y frente al mismo peligro (si desobedecían, morían).

¡Demos gracias a Dios por Jesucristo (Ro. 7:24,2524¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.)!

“El Sembrador”
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