“Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz.”
Dios nos dio cinco sentidos para conocer el mundo que nos rodea:
a) ______________________ para distinguir colores.
b) ______________________ para distinguir aromas.
c) ______________________ para distinguir texturas.
d) ______________________ para distinguir sabores.
e) ______________________ para distinguir sonidos.
Y nos dio la FE para conocerlo a él, que es infinito, eterno e inmutable. Por medio de ella la mujer vio lo que Simón no pudo percibir: que era el momento para decir, con acciones más que con palabras, que lo que el Señor Jesús vino al mundo a buscar ya lo encontró:
a) Un pecador contrito. Podía descansar sus pies de tanto caminar y por esto habría de lavarlos.
b) Un pecador arrepentido que se rendía a su pies como siervo, demostrando su gratitud al besarlos.
c) Un pecador comprometido que ponía su vida a sus pies y los ungía con perfume de tanto valor.
“La fe que obra por el amor” (Gá. 5:6porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor) es lo importante.
Dios nos amó primero, y nosotros le amamos a él porque hemos valorado la obra de Cristo que asegura el perdón de todos nuestros pecados.
Conocer este amor y sentir este amor, fortalece nuestra fe. Es por la fe que entendemos cuánto hemos sido perdonados, y entonces es cuando actuamos, movidos por amor, demostrando cuánto le amamos.
Recordando una lección del trimestre pasado: las lágrimas, los besos y el perfume vertido, son las obras que perfeccionaron la fe de esta mujer (Stg. 2:22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?).
Un corazón que ha sido tocado por el dedo de Dios, (Dt. 30:6Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas) será capaz de amar con un amor total y sincero; pero necesitará de un nuevo gobierno para no buscar las sendas de pecado por las que antes anduvo.
Cuando la paz de Dios gobierna el corazón, la mente puede reflexionar y meditar sin perturbaciones. Esto fortalecerá nuestra comunión con Dios y estaremos más motivados para obedecer y servir a nuestro Señor.