Sigue la exhortación en cuanto a la ofrenda. La generosidad o falta de ella es un termómetro que refleja la condición espiritual del creyente. El corazón que ama al que nos dio el don inefable de su Hijo, es un corazón que será generoso y dará con voluntad y alegría (vs. 2,72pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría. 7Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.). La mezquindad trae su propio castigo y esto se ilustra con una ley de la siega: el que siembra poco tendrá cosecha escasa (v. 6Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.).
Observemos la actitud de Dios con el dador:
1. Dios ama al dador alegre. El Padre ama a su Hijo porque se dio a sí mismo por nosotros (Jn. 10:17Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.) y nos ama a nosotros cuando ve que somos como él (v. 7Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.).
2. Dios actúa en el dador ayudándole a querer y a poder dar más (v. 8Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra).
3. Dios recompensa al dador (v. 10Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia) multiplicando su semilla y aumentando los frutos de su justicia.
Observemos también la actitud de los que reciben la ofrenda. Hay “acciones de gracias a Dios” (v. 12Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios) y glorifican a Dios porque la obediencia al evangelio se manifestó en liberalidad (v. 13pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos). También oran por los donantes (v. 14asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros). El tema se cierra con un broche de oro: “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (v. 15¡Gracias a Dios por su don inefable!).