La resurrección de Cristo es modelo y garantía de que los que son suyos también resucitarán para vida. Los que están identificados con el primer Adán mueren, pero los que se han identificado con el postrer Adán serán vivificados.
La sujeción de Cristo al Padre (vs. 27,2827Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.; 11:3Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.) no contradice la deidad del Hijo. Otro versículo difícil en nuestra lectura es el 29De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?. Observemos que la única mención de bautismo por los muertos está en forma de pregunta y es parte de un argumento para probar que hay resurrección. No se presenta como enseñanza con base doctrinal. Pensamos que se trata de otro error que había en Corinto y Pablo lo usa para mostrar que no era consecuente creer eso y negar la resurrección.
De la naturaleza extrae Pablo una ilustración para explicar la resurrección:
a) Hay contraste entre lo que se siembra y lo que nace. La semilla se corrompe, pero la planta nace incorrupta. Así, lo deshonroso, débil y animal se vuelve glorioso, poderoso y espiritual.
b) Hay correspondencia entre semilla y planta. No hay semillas iguales y no hay plantas iguales, por esto podemos distinguir unas de otras. Hoy nos conocemos como semillas; en la eternidad nos veremos como plantas. El cuerpo celestial será propio y singular, pero muy diferente al que hoy usamos como “tabernáculo”.